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El Ministerio del interior prohibió ilegalmente protestas contra el pontífice durante su estancia en el Perú.
De hecho hubieran algunas feministas no agrupadas de pequeños colectivos que valientemente alzaron su protesta contra el Papa, pero sufrieron las consecuencias del accionar ilegal de un ejecutivo servil al Vaticano.
Y los no creyentes que intentaron mostrar su descontento corrieron igual suerte: